Tienes un inmueble para vender o alquilar y buscas una
inmobiliaria o portal web de anuncios inmobiliarios; tienes las fotografías,
los datos catastrales y, en ambos casos, te solicitan que confirmes la
calificación energética. Aunque es una Ley de Junio de 2013, todavía hoy en día
muchas personas desconocen qué es y cómo les afecta a la hora de realizar
diferentes transacciones con sus propiedades.
El certificado energético evalúa lo eficaz que es un
inmueble en relación al consumo de energía, mostrándonos datos como el gasto
eléctrico y de agua, o el nivel de ruido. Es obligatorio –las multas por actuar
sin él van de los 1.000 a 6.000 euros-, caduca en 10 años y lo puedes solicitar
al arquitecto o ingeniero que elijas -el precio y plazo de entrega puede
variar. Los profesionales evalúan la antigüedad, la localización, la
superficie, la altura, las estancias, los cierres, la instalación de
calefacción y refrigeración, y según el programa informático empleado la
calificación puede variar una o dos letras.
La etiqueta energética utiliza una escala de letras y
colores para ver a un golpe de vista fácilmente cuál es la más energética. Es
obligatorio que esté presente en los anuncios de alquiler y venta, en dónde se
muestra la letra y la cantidad de emisiones de CO2. A continuación te
explicamos cómo saber el consumo de una vivienda viendo esta gráfica:
• La letra A (verde oscuro) es la que
representa la mayor eficiencia energética.
• La letra B (verde más claro)
continua con la eficiencia.
• La letra C (verde más amarillento)
no es tan energética como A o B.
• La letra D (amarillo) representa una
eficiencia normal.
• La letra E (tono más anaranjado)
indica muy poca eficiencia energética.
• La letra F (naranja) es el penúltimo
escalón de la lista.
• La letra G (rojo) advierte que no
cuenta con ningún tipo de eficiencia energética.
Por último, te
dejamos el enlace del Ministerio de Industria, Energía y Turismo donde encontrarás
más información sobre el certificado energético.
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